La Pinacoteca
Antigua de Múnich (Alte Pinakothek, en alemán) es una pinacoteca situada en Múnich (Alemania), considerada el gran museo de
«pintura antigua» de la capital bávara, por cuanto sus colecciones abarcan
desde época medieval hasta principios del siglo XIX. Es la más importante
pinacoteca alemana y una de las más destacadas del mundo.
Su construcción, con dos plantas y en estilo
neoclásico, se inició en 1826, el
día 7 de abril, en que se conmemoraba la muerte de Rafael. El proyecto lo
llevó a cabo el arquitecto Leo von Klenze por
encargo de Luis I
de Baviera, quién veía que su colección iba en aumento y la Kammergalerie de
su residencia quedaba pequeña, si bien otra motivación del monarca fue el
convertir a Múnich en la «Atenas del Istar». En su época llegó a ser la mayor
galería de pintura de Europa. Sin embargo, sufrió tantos desperfectos durante
la Segunda
Guerra Mundial que se consideró su demolición, aunque
finalmente fue reconstruido durante los años cincuenta (1952 a 1957) por el arquitecto Hans Döllgast. En 1994 se cerró de nuevo para una
renovación que afectó tanto a los espacios como a las obras.
Las colecciones
Es destacable su colección de primitivos
maestros alemanes, con autores en activo desde mediados del siglo XIV hasta
1550, que dejaron sentir su influencia no solo en Alemania sino en toda el área
germana de la época y aún del Romanticismo. Albrecht
Altdorfer (La batalla de Alejandro en Issos), Lucas
Cranach, Matthias
Grünewald, Hans
Holbein son los principales autores, entre los que sobresale Alberto Durero (Retablo
Paumgartner, Autorretrato con pelliza, Los
cuatro apóstoles, etc.).
También la pintura flamenca está muy bien
nutrida, especialmente la del siglo XVII. Obras de primitivos flamencos
presentes en la colección son las de Rogier
van der Weyden, Lucas van Leyden y Jan Gossaert. En cuanto a
barroco encontramos obras de Rubens (El rapto de las hijas de Leucipo), Van Dyck y Jacob Jordaens entre
otros.
No falta la pintura italiana, representada en
todos sus periodos con autores de la talla de Giotto, Fra Angelico, Botticelli, Leonardo (La Madonna del clavel), Rafael (Sagrada
Familia de Canigiani), los Carracci y Tiziano (La
coronación de espinas).
La fuerte presencia de la pintura española en
la colección está justificada tanto por la calidad de las obras, especialmente
las del Siglo de
Oro, como por el hecho de que Baviera formaba parte de los
territorios de los Habsburgo, casa reinante también en España. Un cuadro
de Velázquez (el
inacabado Retrato de hombre joven), algunas de las más
extraordinarias escenas de género de Murillo (Niños
comiendo uvas y melón, Anciana espulgando a su nieto o Niños
jugando a los dados), un San Francisco de Asís de Zurbarán,
el Vendedor de cuadros de José
Antolínez y el retrato de María Teresa de Vallabriga de Goya son algunos de
los más notables.
Historia
La Alte Pinakothek en 1900.
Además del iniciador de la colección, otras
aportaciones importantes vinieron de la mano del primer príncipe elector de
Baviera, Maximiliano I, con obras de Alberto Durero; de su
nieto, Maximiliano II Manuel, que compró 105 obras en 1689 entre las que destacaban tres
de Rubens; de la dote de Ana María Luisa de Toscana, esposa del elector
del Palatinado, Juan Guillermo (1679–1718); de la herencia de Maximiliano
IV José, primer Rey de Baviera; de la incorporación de los bienes de
las órdenes eclesiásticas y de aportaciones de otras familias aristocráticas.
Durante el siglo XIX se interrumpieron las adquisiciones, reanudadas solo en
parte a finales de ese siglo. Tras los destrozos causados por la Segunda
Guerra Mundial los gastos se destinaron a la restauración del
museo, reanudándose la adquisición de obras a finales del siglo XX gracias a
fondos especiales del estado alemán, si bien en los años 60 se incorporaría una
colección de pinturas del siglo XVIII del Bayerische Hypotheken und Vereinsbank.
En 1994 algunas de sus obras pasaron a la Neue Pinakothek, dedicada
al arte de los siglos XIX y XX.
Las colecciones
Es destacable su colección de primitivos
maestros alemanes, con autores en activo desde mediados del siglo XIV hasta
1550, que dejaron sentir su influencia no solo en Alemania sino en toda el área
germana de la época y aún del Romanticismo. Albrecht
Altdorfer (La batalla de Alejandro en Issos), Lucas
Cranach, Matthias
Grünewald, Hans
Holbein son los principales autores, entre los que sobresale Alberto Durero (Retablo
Paumgartner, Autorretrato con pelliza, Los
cuatro apóstoles, etc.).
También la pintura flamenca está muy bien
nutrida, especialmente la del siglo XVII. Obras de primitivos flamencos
presentes en la colección son las de Rogier
van der Weyden, Lucas van Leyden y Jan Gossaert. En cuanto a
barroco encontramos obras de Rubens (El rapto de las hijas de Leucipo), Van Dyck y Jacob Jordaens entre
otros.
No falta la pintura italiana, representada en
todos sus periodos con autores de la talla de Giotto, Fra Angelico, Botticelli, Leonardo (La Madonna del clavel), Rafael (Sagrada
Familia de Canigiani), los Carracci y Tiziano (La
coronación de espinas).
La fuerte presencia de la pintura española en
la colección está justificada tanto por la calidad de las obras, especialmente
las del Siglo de
Oro, como por el hecho de que Baviera formaba parte de los
territorios de los Habsburgo, casa reinante también en España. Un cuadro
de Velázquez (el
inacabado Retrato de hombre joven), algunas de las más
extraordinarias escenas de género de Murillo (Niños
comiendo uvas y melón, Anciana espulgando a su nieto o Niños
jugando a los dados), un San Francisco de Asís de Zurbarán,
el Vendedor de cuadros de José
Antolínez y el retrato de María Teresa de Vallabriga de Goya son algunos de
los más notables.
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